miércoles, 6 de febrero de 2008

Segunda parte de Carlos Monsiváis

Un año axial: 1921. Un común denominador: el impulso de José Vasconcelos (1882-1959) quien, ya habiendo sido Rector de la Universidad, al reinstalar la Secretaria de Educación Pública suprimida por el gobierno de Carranza, estudia admirativamente el programa de Lunatcharsky como Ministro de Instrucción de en la URSS y elabora un plan de salvación/regeneración de México por medio de la cultura (el espíritu). La utopía educativa es un proyecto de nación que emite la vieja insistencia: educar es poblar.

Primero, disminuir en el menor tiempo posible el analfabetismo creando centros culturales, fundando escuelas rurales de ser posibles en los pueblos de indios, fomentando una mística. El plan de Vasconcelos incluye:

1) La educación concebida como actividad evangelizadora que se efectúa a través de las misiones rurales que predican literalmente el alfabeto y despiertan una efectiva, así sea mínima, conciencia cultural.
2) Campañas contra el analfabetismo.
3) Difusión y promoción de las artes.
4) El primer contacto cultural programado con el resto de cultura latinoamericana y española.
5) La incorporación de la minoría indígena a la nación a través de un sistema escolar nacional (“primero son mexicanos, luego indios”).
6) El redescubrimiento, la difusión y el patrocinio de las artesanías poulares.

El nacionalismo cultural

No hay uno, hay muchos nacionalismos culturales. Vasconcelos preside el primer empeño: localizar en qué consiste o en qué puede consistir el país, revelador por medio de la educación y pregonar épicamente los resultados de tal explotación. Para él, hay que armar, defender estéticamente a al nación. Para Vasconcelos, finalmente, el nacionalismo es el espíritu apoderándose y transfigurando una colectividad.

La Escuela Mexicana de Pintura

Dos visiones en contra punto: la Escuela Mexicana de Pintura (el muralismo) y la Novela de la Revolución. La segunda es escéptica y desesperanzada. El muralismo se convierte en la expresión más consecuente de un designio: otorgarle forma significativa al movimiento armado y/o constitucional que logró conocer y re-conocer a México.

El muralismo, expresión óptima de lo que engendró y propició en arte y cultura la Revolución Mexicana, la escuela mexicana de pintura, nos trajo, y en profusión, mitologías y mitomanías, didácticas y estéticas.

Vasconcelos y 1929

La llamada generación de 29 no es sino la escapada romántica que resume, en el principio de la estabilidad, el descontento y la humillación sentimentales de las clases medias. A pesar de sus excepciones, la del 29 termina constituyéndose en otro lastre retórico, una versión caricaturesca del primer nacionalismo.
La poesía

González Martínez, Reyes

Asume el modernismo para negarlo, “torcerle el cuello al cisne”, pero conservando su esencia. Su poesía es una reflexión sobre los seres y las cosas, y en su peor, una homilía y una amonestación. El suyo es un realismo moralista, no edificación de la conducta, sino educación del alma.

Los Contemporáneos

La generación de contemporáneos, cuyo trabajo generacional dura aproximadamente de 1920 a 1932 y que se llaman así en honor o en respuesta a la revista del mismo nombre (1928-1931). Son ellos Carlos Pellicer, Salvador Novo, Jorge Cuesta, Gilberto Owen, Bernardo Ortíz de Montellano, Xavier Villaurrutia, Enrique González Rojo, José Gorostiza y Jaime Torres Bidet.

Los Contemporáneos empiezan su tarea bajo el mecenazgo de Vasconcelos. Sin embargo, y con la excepción de Pellicer, no comparten el ánimo profético y bolivariano. Son, en forma expresa o implícita, una reacción contra el estruendo prevaleciente, contra las pretensiones épicas.

Durante dos décadas, se constituyen en uno de los elementos más renovadores y polémicos de la cultura mexicana. En este sentido:

Promueven revistas (La Falange, Contemporáneos).
Contribuyen a vivificar un teatro inmovilizado en las más inerte tradición española, crean grupos, dan a conocer autores.
Fundan el primer cine club de la República. Xavier Villaurrutia ejerce largo tiempo la crítica cinematográfica.
Inician la crítica de artes plásticas.
Instigan a los pintores a buscar caminos diferentes y a no confinarse en la ya tan probada Escuela Mexicana.
Difunden y asimilan la poesía nueva internacional.
Renuevan el periodismo cultural y político.

Gilberto Owen (1905-1952); intenta de manera desesperanzada, avenirse con una realidad. Admirador de Gide y de Juan Ramón Jiménez, produce en una primera etapa prosas finas, bien pulidas, levemente monótonas.

Salvador Novo (1904-1974) vivifica el artículo, la crónica social y el ensayo. Es director de teatro y dramaturgo, excelente poeta amoroso y satírico y sagaz historiador de costumbres.

El estridentismo y los agoristas

“El estridentismo es una razón de estrategia. Un gesto. Una irrupción”. El movimiento dura, aproximadamente, de 1921 a 1928. Se inicia con la publicación de la hoja volante Actual No. 1, redactada y formada por Maples Arce, y concluye al caer el protector del grupo, general Heriberto Jara, del gobierno de Veracruz. Las influencias son numerosas: el futurismo (Marinetti), el unanimismo, el dadaísmo, el creacionismo (Huidoro) y el ultraísmo. En seguimiento de los futuristas, los estridentistas intentan dinamitar la forma, anhelan la muerte de lo convencional y persiguen el cambio a ultranza.

El aforismo, es un movimiento más radicalizado y mucho menos valioso estéticamente que el estridentismo. Los agoristas se estremecen aclarando su presencia y su desdén por el cultivo de la forma.

La novela de la Revolución

La novela de la Revolución es

En lo moral

La crónica (exasperada) de los idealistas que, vencidos, extiende hacia la humanidad su desconfianza congénita ante la revolución y sus líderes.
El pesimismo que hermana a la condición humana con la disponibilidad en la traición.
El testimonio desencantado, la desmitificación y desglamorización de una épica.

En lo literario

Se renueva el habla nacional, se legitiman vocablos, se exhiben y codifican modos expresivos de todas las regiones del país.
Se responde a una corriente porfirista que, simultáneamente, denigra y ensalza los movimientos populares.

En lo social

Se genera un mercado de lectores ávidos de reconocerse en los símbolos, las leyendas y las epopeyas nacionales.
Se suscribe una mitología tremendista y primitiva.

En lo político

Se abordan retórica o simbólicamente los problemas centrales.
Se apunta el nacionalismo y se difunden concepciones elementales de la nacionalidad.

Como género, la novela de la Revolución se vuelve institucional. Es vehículo de todo tipo de quejas o denuncias políticas, de toda pretensión de reconocimiento literario.

Roger Bartra

Bartra Roger. Anatomía del mexicano. Plaza y Janes. Vasconcelos José. La raza cósmica. Páginas 63-74.

La exaltación del mestizaje, que fue incubada por los positivistas y por el evolucionismo social de lo científicos porfiristas, fue llevada a su paroxismo por José Vasconcelos (1881-1959) en su célebre libro La raza cósmica, publicado en 1925, del cual se publica un fragmento revelador. Con un tono profético avasallador, Vasconcelos vaticinó que América Latina surgiría una civilización verdaderamente universal hecha con el genio y con la sangre de todos los pueblos.

La ventaja de nuestra tradición es que posee mayor facilidad de simpatía con los extraños. Esto implica que nuestra civilización, con todos sus defectos, puede ser la elegida para asimilar y convertir a un nuevo tipo a todos los hombres. En ella se prepara de esta suerte la trama, el múltiple y rico plasma de la humanidad futura.

Comienza a advertirse este mandato de la Historia en esa abundancia de amor que permitió a los españoles crear una raza nueva con el indio y con el negro. La colonización española creó mestizaje; esto señala su carácter, fija su responsabilidad y define su porvenir.

En el suelo de América hallará término la dispersión, allí se consumará la unidad por el triunfo del amor fecundo, y la superación de todas las estirpes. Y se engendrará, de tal suerte, el tipo síntesis que ha de juntar los tesoros de la Historia, para dar expresión al anhelo total del mundo. Los pueblos llamados latinos, por haber sido más fieles a su misión divina de América, son los llamados a consumarla. Y tal fidelidad al oculto designio es la garantía de nuestro triunfo.

En la América Latina existe, pero infinitamente más atenuada, la repulsión de una sangre que se encuentra con otra sangre extraña. Allí hay mil puentes para la fusión sincera y cordial de todas las razas. El amurallamiento étnico de los del Norte frente a la simpatía mucho más fácil de los del Sur, tal es el dato más importante, y a la vez más favorable, para nosotros, si se reflexiona, aunque sea superficialmente, en el porvenir. Pues se verá en seguida que somos nosotros de mañana, en tanto que ellos van siendo de ayer. Acabarán de formar los yanquis el último gran imperio de una sola raza: el imperio final del poderío blanco.

Si la América Latina fuese no más otra España, en el mismo grado que los Estados Unidos son otra Inglaterra, entonces la vieja lucha de las dos estirpes no haría otra cosa que repetir sus episodios en la tierra más vasta, y uno de los dos rivales acabaría por imponerse y llegaría a prevalecer.

Los blancos intentarán, al principio, aprovechar sus inventos en beneficio propio, pero como la ciencia ya no es esotérica no será fácil que lo logren; los absorberá la avalancha de todos los demás pueblos, y finalmente, deponiendo su orgullo, entrarán con los demás a componer la nueva raza síntesis, la quinta raza futura.

Existe el peligro de que la ciencia se adelante al proceso étnico, de suerte que la invasión del trópico ocurra antes que la quinta raza acabe de formarse. Si así sucede, por la posesión del Amazonas se librarán batallas que decidirán el destino del mundo y la suerte de la raza definitiva. Si el Amazonas lo dominan los ingleses de las islas o del continente, que son ambos campeones del blanco puro, la aparición de la quinta raza quedará vencida.

El mudo futuro será de quien conquiste la región amazónica. Cerca del gran río se levantará Universópolis, y de allí saldrán las predicciones, las escuadras y los aviones de propaganda de buenas nuevas. Si el Amazonas se hiciese inglés, la metrópoli del mundo ya no se llamaría Universópolis, sino Anglotown.

En cambio, si la quinta raza se adueña del eje del mundo futuro, entonces aviones y ejércitos irán por todo el planeta educando a las gentes para su ingreso a la sabiduría. La vida fundada en el amor llegará a expresarse en formas de belleza.

En lo sucesivo, a medida que las condiciones sociales mejoren, el cruce de sangre será cada vez más espontáneo, a tal punto que no estará ya sujeto a la necesidad, sino al gusto; en el último caso a la curiosidad. El motivo espiritual se irá sobreponiendo de esta suerte a las contingencias de lo físico. Por motivo espiritual ha de entenderse, más bien que la reflexión, el gusto que dirige el misterio de la elección de una persona entre una multitud.

Barry Carr

Carr, Barry. El movimiento obrero y la política en México, (1910-1929). México, Era, p.p172-193.

Barry Carr es profesor del Departamento de Historia de la Universidad de La Trobe, Bundoora, Victoria, Australia. Sus investigaciones versan sobre la historia obrera y agrícola de América Latina en el siglo XX, especialmente México, el Caribe y América Central. También ha escrito sobre el desarrollo del marxismo, el comunismo y la izquierda en América Latina. Es autor de Marxism and Communism in Twentieth Century Mexico (1992) y, con Steve Ellner, The Latin American Left: From Allende to Perestroika (1993).

Obregón y el movimiento obrero.

El problema del decenio 1920-1930

Lo que se puede decir con más certeza sobre esta década es que fue un periodo dominado por el norte. El foco de la hegemonía norteña fue el estado fronterizo de Sonora. De donde procedieron los tres presidentes de ese decenio (Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles). El norte, que era una región colonizada principalmente por españoles y mestizos, carecía de la numerosa población indígena sedentaria de las regiones centrales y meridionales.

La historia económica del extremo norte también lo diferenciaba del resto de la República porque desde los primeros tiempos se caracterizó por la minería y una agricultura extensiva. La dinastía sonorense, una vez que ocupó el poder emprendió la tarea de encontrar una solución creativa para el problema de la reconstrucción del país.

En el decenio de 1920-1930 los principales objetivos de la política gubernamental fueron, esquemáticamente los siguientes: a) la racionalización de la agricultura en gran escala, impulsando una mayor producción con la amenaza de la reforma agraria; b) el mejoramiento de la infraestructura del transporte y de las comunicaciones; c) la ampliación en gran escala del sistema educativo, especialmente hacia el campo; d) la reducción del volumen del ejército y su profesionalización; e) la eliminación de los regionalismos y particularismos; y f) el intento de crear un marco para dar a los problemas politicosociales de México una solución corporativa, que en su mayor parte fue obra de Calles.

Álvaro Obregón

El mayor genio estratégico y militar de la revolución; demostró desde sus primeros tiempos la movilidad constante y el oportunismo que caracterizaron a la coalición norte de caudillos revolucionarios.

Dio el primer paso al campo político, durante la rebelión de Pascual Orozco contra Madero, en 1912 organizando entre un grupo de agricultores ricos como él una fuerza militar. Fue él quien concibió el plan de avance de los constitucionalistas hacia el sur, que culminó con la toma de la ciudad de México en 1914.

Nora Hamilton

Hamilton, Nora. México, los limites de la autonomía del Estado. México, Era, 1983, pp. 104-135.

Cárdenas y la nueva alianza

El general Lázaro Cárdenas era conocido como protegido de Calles; según la descripción del embajador de los Estados Unidos, Daniels, era un “soldado leal” que aceptaría ser guiado por las órdenes de una “autoridad superior”.

México parecía estar embarcado en un proceso de desarrollo que tenía mucho en común con el del porfiriato. El capital extranjero seguía controlando los sectores básicos de la economía y la inversión extranjera había aumentado en la última década. El comercio mexicano estaba más estrechamente ligado que nunca al de Estados Unidos.

El comercio exterior mexicano se basaba en la exportación de minerales –particularmente de plata y, en menor medida, de cobre y otros minerales industriales- y de petróleo, que conjuntamente constituían más del 80% de las exportaciones mexicanas. La industria petrolera estaba dominada por el capital británico y norteamericano, siendo las dos compañías más importantes las de El Águila, de la Royal Dutch Shell (predominantemente británica), y la Huasteca, de la Standard Oil de New Jersey. Las principales compañías mineras estaban controladas por norteamericanos.

Después de 1934 un importante elemento de las relaciones comerciales de México con Estados Unidos fue la compra de plata por parte del tesoro norteamericano de acuerdo a Silver Parchase Act, que constituyó una proporción importante de las ganancias de México por conceptos de exportaciones y también benefició a los intereses mineros norteamericanos en México. Cuando Dwight Morrow llegó como embajador norteamericano en 1927, estableció estrechas relaciones con Calles y funcionarios gubernamentales que incluían su amplia intervención en los asuntos financieros y económicos de México con el fin de restablecer el crédito internacional de México y su capacidad de pago.

En los estados centrales y occidentales de México, donde prevalecía la hacienda tradicional, los trabajadores del campo seguían estando atados a ala hacienda por el acasillamiento. Durante los años veinte estos grupos se movilizaron en la rebelión cristera no para exigir tierras sino para defender su religión, las bases de su cultura y forma de vida.

En marzo de 1933, varios sindicatos que se había separado de la CROM se unieron para formar la CROM “depurada”, que en octubre siguiente se convirtió en la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), bajo la dirección de Vicente Lombardo.

Inicialmente hubo tres grupos dentro de la confederación. El grupo dirigido por Lombardo Toledano incluía a las confederaciones de artes gráficas y cinematografía. El segundo grupo, encabezado por Fidel Velásquez y Fernando Ampila, también de la dirección de la CROM, controlaba los sindicatos del Distrito Federal y del estado de Puebla. Este grupo combinaba habilidades organizativas con prácticas opurtinistas desarrolladas dentro de la CROM. El tercer grupo, de la CGT, estaba debilitado por numerosas defecciones y perdió toda influencia dentro de la confederación.

Ya desde marzo de 1932 algunos grupos entre los agrarios habían empezado a proponer a Lázaro Cárdenas como candidato presidencial para 1934. Cárdenas se unió a al revolución en 1913, sirvió bajo el general Calles, se distinguió durante la revolución. Durante los años veinte tuvo diversos puestos militares, posteriormente fue elegido gobernador de Michoacán, donde realizó expropiaciones contra casi todos los latifundios del estado.

Para cuando Cárdenas llegó a la presidencia, gran parte del marco institucional para las iniciativas de su sexenio estaba en marcha, y una nueva coalición de fuerzas iba tomando forma para amenazar la hegemonía de la alianza dominante formada durante la década anterior.

Bajo Cárdenas, el número de escuelas y maestros se multiplicó, los programas existentes se ampliaron y se introdujeron nuevas iniciativas. Al mismo tiempo, el programa de distribución de tierras del gobierno de Cárdenas estructuró un contexto económico.

El gobierno de Cárdenas previó y, en unión de lo obreros y campesinos movilizados, implementó, una restructuración de la sociedad más radical que las de sus predecesores o los regímenes populistas en otros países latinoamericanos. El fracaso de la política de Cárdenas en tener los efectos esperados puede explicarse con el fracaso del gobierno en comprender plenamente los límites de la autonomía estatal en el contexto de una sociedad capitalista, aun cuando fuese una sociedad que el mismo Estado había ayudado en gran medida a moldear.